Dicen que a quien madruga Dios le ayuda, y en este caso el madrugón fue importante, de esos en los que necesitas café en vena para tener todos los sentidos a pleno funcionamiento y no perder un instante.
No tenemos muy claro si era mayor la ilusión de Marina y Jaume por su paseo en globo o la nuestra por la oportunidad de poder fotografiar a una pareja en un medio el cual forma parte de nuestra empresa. Por supuesto levantarse a las cinco de la mañana valió la pena ya que pudimos juntar la preciosa luz del amanecer con una encantadora pareja y un globo, que pese a no llevar sombrero lucia espectacular.
Nunca una sesión preboda fue tan nuestra.